Siempre he dicho que la juventud es un ente del presente que modifica, que transforma, su entorno social a su manera; porque sí, el tiempo de las y los jóvenes es ahora.

Pero, cómo es la forma en que la juventud participa en el proceso de transformación social. La respuesta es fácil, pero, como lo dijo el diputado federal y dirigente nacional del Partido del Trabajo, el profesor Alberto Anaya Gutiérrez, en el periódico “Poder Popular”, de las juventudes de este instituto político[1], “los viejos no nos entienden”.

Lo que pasa es que las personas de mayor edad, efectivamente, no comprenden algunas de las motivaciones que llevan a las y los integrantes del sector joven a manifestar de manera más contundente que antes, sus inconformidades respecto de algunas formas que son consideradas arcaicas.

“En los últimos diez años observamos un proceso de radicalización”, manifiesta con toda razón el profesor Anaya, pues como ya he expresado, las y los jóvenes consideran que las formas convencionales actuales no corresponden –dice el profe, a las reivindicaciones–; y yo añado, tampoco corresponden a la dinámica de desarrollo social en el contexto actual.

Lo cierto es que, en efecto, las formas en que las y los jóvenes exigen sus derechos y transforman la sociedad, son por mucho, más radicales en la actualidad.

Por otro lado, contrario a lo que algunos afirman, de que las juventudes están desunidas, desorganizadas y son más individualistas, la realidad es contraria, pues como nunca, vemos como los miembros del sector joven se han organizado de acuerdo con sus intereses y motivaciones; así es como han surgido los colectivos, que, efectivamente, son una nueva forma de organización que corresponde a las y los jóvenes.

Estos colectivos son grupos en los que se debaten ampliamente las problemáticas actuales de la sociedad y sus efectos; y de estos debates surgen las propuestas de modificación, de transformación, de las estructuras y las formas en que la sociedad se ha organizado. Esta es, a todas luces, una nueva forma de hacer política… así lo hacen las y los jóvenes ahora.

Ahora bien, es cierto que las y los jóvenes consideran algunas estructuras de la sociedad como algo arcaico, y a esto no escapan los institutos políticos; pero, no es que las juventudes hayan dejado de hacer política, o que hayan dejado de exigir sus derechos, y menos, que hayan dejado de participar en el proceso de transformación (también podemos llamarle evolución), social, solo es que lo hacen de diferente manera; lo hacen de una manera más radical.

No es que no nos entiendan, es que la realidad es que no han quedado del todo claras las causas originadoras de lo que podemos llamar transgeneracionalidad, donde las y los jóvenes han impreso un sello personal para inmiscuirse, participar y ser entes transformadores de la sociedad actual.

Alan Cortés Romero
Abril de 2023.
[1] “Poder Popular. ¡Por una nueva sociedad! Periódico de las juventudes por la transformación”. Año 1, número 1, abril – junio 2023.